El servicio de Salud irlandés ( HSE ) ha anunciado que realizará una revisión interna sobre la atención recibida por una mujer extranjera que quedó embarazada tras una violación en su país de origen, y a la que se denegó el aborto a las ocho semanas de embarazo, a pesar de haber demostrado "tendencias suicidas".
La nueva legislación irlandesa, que entro en vigor el pasado 1 de enero, permite el aborto cuando exista riesgo cuando exista riesgo de suicidio para la madre. En este caso, tal como exige allí la ley, la mujer fue examinada por dos psiquiatras y un tocólogo, que determinaron que existía riesgo de suicidios, pese a lo cual no permitieron el aborto.
Según la mujer los médicos le dijeron que la única manera de terminar un embarazo en ese punto de gestación (entre la semana 24 y 25 ) era por cesárea. Finalmente el bebé, que ahora se encuentra bajo el cuidado de los servicios sociales nacio prematuramente por cesárea a las 25 semanas de embarazo.
Los abogados de la mujer alegan que su petición de aborto, a pesar del riesgo de suicidio no fue tenida en cuenta en un plazo adecuado.
Las autoridades sanitarias irlandesas estudiarán los informes realizados desde que la mujer solicitó que se le practicara el aborto, así como los cuidados que recibió, con el fin sobre todo de extraer lecciones para el futuro. Sin embargo, no examinara la decisión clínica adoptada de negarle el aborto, y recomendar una cesárea en la semana 25 de embarazo.
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