En contra de la creencia generalizada, los trastorno o disfunciones sexuales, no afectan solamente a los hombres, sino que también los sufren muchas mujeres, incluso en mayor número que los hombres. Sin embargo, las propias mujeres desconocen esta realidad.
Entre las disfunciones sexuales más comunes entre las mujeres se puede mencionar el sufrir algún tipo de dolor en las relaciones sexuales, o que éstas son poco placenteras, trastornos, por otra parte, para los que las afectadas no suelen buscar ayuda profesional.
Muchos de estos trastornos tienen un origen psicológico, y pueden deberse a factores tales como el miedo a la intimidad, el temor al rechazo por parte de la pareja, ol la creencia de que el papel de la mujer en las relaciones sexuales se supedita a proporcionar placer al hombre.
Estas ideas aún pesan mucho en nuestra sociedad. Así, por ejemplo, la masturbación no se atreven a vivir con naturalidad, lo que crea un gran desconocimiento sobre su propia sexualidad, con la consecuencia de que si una mujer no conoce sus puntos erógenos, y que tipo de caricias le gustan, dificilmente podrá comentárselo a su pareja.
Por ello, es importante fomentar el autoerotismo, mediante los siguientes comportamientos:
-Ver la masturbación como algo natural, e incorporar a nuestra vida las sensaciones placenteras que se obtienen co su práctica.
-Dedicar tiempo a la propia intimidad, en que la mujer explore su anatomía genital, y se autoestimule sexualmente, para conseguir placer, incluido el orgasmo. Para ello la mujer pueda fomentar sus fantasias sexuales mediante películas o lecturas eróticas, o utilizando juguetes y lubricantes eróticos, incluso dejando que su pareja le vea mientras se masturba.
En resumen, ampliar sus experiencias placenteras, sin verguenza, y valorando su cuerpo como lo más preciado que tiene.
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